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Porque todas las naciones han bebido el vino de la furia de su fornicación. Los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los comerciantes de la tierra se han enriquecido con la potencia de su lujosa sensualidad”.

Oí otra voz del cielo que decía: “¡Salgan de ella, pueblo mío, para que no participen de sus pecados y para que no reciban sus plagas! Pues sus pecados se han amontonado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus injusticias.

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